En 1715 la población contaba alrededor de 216 vecinos, cifra que aumentó a 2.700 a finales del siglo XVIII. Esta fuerte expansión demográfica se pudo realizar gracias, esencialmente, a una importante actividad pesquera basada en la pesca con almadraba (pesca de atunes durante su viaje de migración, a través de un cerco de redes).
Durante el S XIX continuó el crecimiento y se comenzaron tímidas aventuras turísticas como fue la inauguaración del Balneario de la Virgen del Sufragio.Pues los demás sectores económicos locales no estaban pasando por un buen momento económico, el turísmo podía ser una verdadera ayuda a la region.
Se produjo la ampliación del puerto y, en 1925, la construcción de los primeros chalets . Tras la Guerra civil, poco a poco se fueron recuperando las actividades socio-económicas, con la pesca (de nuevo) como ramo productivo más destacado.
En 1952, se cerró por bajo rendimiento en capturas la Almadraba más importante, algo traumático para muchas familias. Sin embargo, por otro lado, en 1956, durante la Alcaldía de Pedro Zaragoza Orts, el Ayuntamiento aprobaba el ordenamiento urbanístico de la villa con la finalidad de crear una ciudad concebida para el ocio turístico, a base de calles bien trazadas y amplias avenidas siguiendo la configuración de las playas, modelo urbanístico pionero en la época en que fue realizado. A partir de entonces, se produjo un fuerte desplazamiento de las actividades tradicionales (pesca y agricultura) hacia el sector servicios originado por el turismo, que se convirtió desde entonces en la base de la prosperidad de la ciudad. En 1986, se revisó y amplió el Plan General de Ordenación Urbana. El turismo español comenzó a compartir el espacio con los visitantes de otras partes de Europa, primero llegados con su vehículos y luego, con la entrada en funcionamiento del aeropuerto del Altet en 1967. Actualmente, Benidorm es una de las primeras ciudades turísticas de toda la costa mediterránea.
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